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Profr. José de Jesús Calvillo Guerrero

viernes, 30 de julio de 2010

CAPÍTULO TERCERO.- Un esquema de exposición: introducción, desarrollo, conclusión, exhortación, y salida.

Para que los expositores dominen una estructura lógica en sus intervenciones leídas, memorizadas, improvisadas, y en especial las llamadas integradas, es necesario que se ajusten a un esquema universal, mismo que esta inspirado en los antiguos oradores griegos. El esquema que ahora propongo se ajusta, de manera especifica, a cinco tiempos: una presentación del problema o tema que deseamos abordar; un suficiente cuerpo de información bien documentado, con argumentos opuestos entre si, o bien con distintos  puntos de vista matizados, una conclusión que retome los aspectos básicos de la argumentación ya dicha, pero anexado los propios puntos de vista y juicio del orador; una invitación al publico hacia acciones especificas; y despedirse correctamente de la audiencia.

Antes de proseguir con el presente tema, deseo hace hincapié en que es muy común que las personas que disertan bajo los formatos mas conocidos, como conferencias, debates, simposios, paneles, seminarios, mantengan una postura generalmente parcial en su argumentación, ya sea favorable o desfavorable, pero tal actitud no debería de existir. Los verdaderos expositores son aquellos  que equilibran su información en lo posible, es decir, eligen datos misceláneos en los que se denote su imparcialidad, al menos hasta antes de concluir. Debe recordarse que el público, como autentico juez, es quien decidirá que postura mantener, o cambiar, luego que el orador haya terminado de hablar.

Continuo ahora con las cinco partes del esquema universal, tomando en cuenta que todas ellas son importantes y que constituyen la columna vertebral de cualquier exposición publica, privada, o de la vida cotidiana, sea por escrito, de manera oral, o mediante la combinación de ambos aspectos.

3.1 La introducción.
Consta a su vez de seis ´partes: palabras de inducción; saludo al auditorio, presentación del orador; presentación del tema; aspectos generales y particulares del contenido de su tema; y el objetivo que el orador desea alcanzar entre la audiencia que termine su intervención.

Inducción.- Son las palabras propias del expositor, o bien citadas textualmente, o parafraseando a algún personaje distinguido. Tales palabras deberán estar relacionadas con el tema, y se sugiere su redacción dentro de un rango de dos a cinco líneas, sin dejar de mencionar la fuente consultada.

Saludo al auditorio.- es un signo de educación y cultura de parte del orador, el cual puede hacerse muy breve o lo necesario para cubrir en forma particular y general a las diferentes jerarquías de público que asisten ha determinado evento. Queda a criterio del orador el nombrar personas especificas de su auditorios, pero debe evitar la omisión por error de asistentes distinguidos, ya que puede causar una mala impresión entre la gente que asiste al acto.

Presentación del orador.- El expositor refiere a su público algunos datos sobre su vida profesional, procedencia geográfica y, si lo considera necesario, puede abordar aspectos personales y sentimentales. Si la naturaleza del evento lo permite, puede contar una pequeña anécdota, o relataran un chiste ofensivo.

Presentación del tema.- En este apartado, el orador mencionara brevemente el nombre del tema que abordara.

Índice del tema.- Aquí mencionara que aspectos específicos incluirá en su intervención, para que así la audiencia quede enterada de antemano acerca de los principales contenidos. Esto permitirá que los receptos entren en empatía con el expositor, y lo vayan siguiendo en forma paralela, es decir, comparando su información almacenada sobre el tema, al mismo tiempo que el orador vaya desarrollando cada apartado de su discurso.

Objetivo del tema.- el orador dirá a sus receptores que tiene la intención de ofrecerles, respetuosamente, una seria de argumentos que logren persuadirlos y convencerlos sobre la necesidad de lograr cambios de actitud y de conducta de los presentes, mediante su exposición informativa inicial, y posteriormente en la conclusión y la exhortación de su tema.

3.2 Desarrollo del tema.
El cuerpo principal de un trabajo de exposición lo constituye el desarrollo, y este se compone de argumentos obtenidos en diversas fuentes de información (ver capitulo cuarto). Para presentar la argumentación, propongo dos formatos que podrían ser aplicados en las diversas áreas del conocimiento. El primero seria el debate o dialéctico, y el segundo de panel híbrido. Para ambos casos, el contenido del desarrollo debe ser imparcial desde el punto de vista del orador.

Método de debate o dialéctico.- Es cuando se enfrentan o confrontan dos grupos de argumentos contrarios entre si. El expositor elige cuidadosamente el tipo de fuentes informativas suficientes y relacionadas con sus temas, pero habrá de poner especial interés en que se logre un equilibrio, tanto en calidad como en cantidad, entre ambos bloques argumentativos, es decir, que no se exceda en lo positivo ni en lo negativo. Esto garantiza, al menos hasta el desarrollo, que el expositor mantiene su imparcialidad, y su imagen como orador se ennoblece.

Resulta muy poco aceptable para las audiencias razonables y justas, que los expositores practiquen sus discursos solo a favor o solo en contra durante el desarrollo de los mismos. Un formato así llevado, nos lleva como receptores a juzgar que aquellos que son parciales, y por lo tanto tendenciosos.

Recomiendo opcionalmente dos secuencias para presentar argumentos dentro del debate. La primera es cuando se conforman un argumento “bueno” contra otro “malo”, en forma sucesiva. Suponiendo que son tres argumentos a favor, y tres en contra, los ordenaremos por partes concordantes por oposición.

Un caso a tratar seria la eutanasia. Para el primer par se propone ideas de quienes apoyan la aceleración de la muerte asistida en personas en estado terminal, sin la voluntad del paciente, y como argumento en contra la postura de que solo Dios puede quitar la vida. En el segundo par, la argumentación estaría por un lado, a favor de la eutanasia, con la muerte asistida bajo el consentimiento del enfermo en fase terminal o de los familiares de este, y como oposición las leyes constitucionales. En el tercer par, la aplicación de la eutanasia desde las políticas gubernamentales y de salud publica, a todos lo enfermos en fase terminal, y como oposición los propios enfermos que de ninguna manera desean que les quiten la vida, sufran o no.

Método del panel o hibrido.- Existen temas que se prestan, por su controversias, a un espacio para la argumentación con diversos matices. Esto significa que también se pueden emplear dentro del desarrollo, además del debate, diversos puntos de vista, por ejemplo cuando se habla de partidos políticos o de religiones, solemos acostumbrarnos a escuchar palabras como “Derecha”, “Centro”, “Izquierda”, “Ultraderecha”, ”Terrorista”, “Radical”, “Progresista””, “Conservador”, “Moderado”, y hasta que se dejan escuchar expresiones que mezclan tendencias, como “Centro-Derecha”, “Izquierda Moderada”, y otros.

Como puede apreciarse, en el debate se polarizan las opiniones, como seria el caso de la histórica lucha a nivel global de los Liberales contra los Conservadores. En cambio, cuando utilizamos el método de panel, el ejemplo dado sobre facciones políticas se pluraliza de una manera sorprendente. De cualquier modo, la aplicación de ambos métodos son excelentes oportunidades para hacernos de nuevos conocimientos y compartirlo con el público.

Sea que se aplique un método u otro, el expositor deberá adquirir la habilidad para entrelazar los distintos argumentos, sean escritos o improvisados. Para ello empleara los recursos a su alcance como observar una buena redacción, la lectura, el gusto por la investigación, usar sinónimos, dominar un buen léxico, poseer una amplia cultura general y, por supuesto, practicar bastante.

3.3 La conclusión.
Como su nombre lo indica, esta sección del esquema universal de exposición, tiene por objeto confrontar las principales ideas que se plasmaron durante el desarrollo del discurso, y además significa el momento adecuado para que el orador señale sus propios razonamientos y juicios acerca del tema vertido. Si durante el desarrollo se mantuvo imparcial, ahora tiene bajo su responsabilidad elegir una o varias ideas en las que esta de acuerdo, y rechazar las que considera, según su criterio, incorrectas o no apegadas a su propia verdad.

El expositor se encuentra en la etapa mas criticas de su intervención, pues habrá de identificarse con parte de lo que ha dicho, y además explicara el porqué de su postura personal, avalada en lo posible con datos fidedignos o comprobables.

3.4 La exhortación.
Se le llama así a la etapa en que el expositor invita a su público a realizar determinadas acciones que surgen desde la conclusión, pero dicha exhortación tiene la ventaja de no proponer algo en general y difuso, sino concretar en situaciones muy precisas. Ejemplos de esto podrían ser: invitación a leer un  libro en especial; consultar un sitio de Internet; visitar una zona geográfica; recomendar algún deporte, y otros más.

Hasta ahora, el orador ya convoco a sus receptores a realizar acciones específicas que, invariablemente, conducirán hacia cambio de actitud y de conducta de muchos de sus oyentes. Esto me atrevo a decirlo con certeza física y moral, ya que entre publico habrá personas que se convencieron de la calidad de la argumentación presentada y del justo juicio del orador. Un ejemplo paralelo a esto se encuentra dentro del ambiente de la abogacía, a donde el defensor y el acusador, bajo un debate, emplearan su astucia e inteligencias para seleccionar las pruebas y argumentos más contundentes… a fin de convencer e invitar a los jueces a exonerar o a condenar al acusado.

3.5 La salida.
Al termino de la exhortación, el expositor evocara algunas frases propias o de otras personas que tengan relación son su tema, a manera sentencias que sirvan para hacer reflexionar al auditorio, y agregara el esperado “Gracias por escucharme” o “Gracias por su atención”, seguido de una invitación (si fuera el caso), a una sesión de preguntas y respuestas entre el publico y el orador.

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