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Atentamente:

Profr. José de Jesús Calvillo Guerrero

viernes, 30 de julio de 2010

CAPÍTULO SEGUNDO.- Las cualidades del expositor: mirada, modulación, mímica, dicción, ritmo, autocontrol, práctica, convicción, respiración, presentación.

Es necesario contar con diversas habilidades si se quiere ser un buen expositor, y tales virtudes de manejarse con maestría, empleándolas de manera simultánea, de tal forma que logren, en conjunto, una gran capacidad para convencer a cualquier tipo de público. 

El uso de cada cualidad por separado es una actividad valida y recomendable para los indicios en la oratoria, pero después de un tiempo razonable en el que se dominen individualmente, habrán de integrarse progresiva y constantemente las diez que aquí se proponen.

2.1 La mirada
Una de las condiciones más importantes para entablar una relación de comunicación entre dos o más personas consiste en mirar directamente a los ojos. Es su libro “La comunicación no verbal”, la autora Flora Davis señala que las mirada tiene que ver con el agrado o desagrado entre las partes, y que desviar la mirada, puede significar falta de veracidad (DAVIS; 1983:91 ss.)

Según el autor norteamericano Wright C.W. (1982), al momento de hablar con las personas debemos dirigirnos directamente a los ojos de ellas, de tal forma que todos los presentes son importantes y se les deberá tomar en cuenta, es decir, como si fuera una conversación “amplificada”, en el que los ojos del que habla puedan posarse en cada uno de los que escuchan, y no solo mirar a uno o a varios de los que escuchan; si llegaran mas receptores, entonces la mirada abracara también a los recién llegados.

Al exponer un tema o iniciar una conversación resulta muy serio tomar en cuenta a todos y cada uno de los que nos escuchan; la mirada es fundamental para trabar contacto con la audiencia. El mirarlos directamente a los ojos representa un mínimo de respeto por quienes acuden a escucharnos. En la medida que se incremente la distancia física entre orador y auditorio, se recomienda dirigir la mirada alternativamente a toda la audiencia, hacia cada persona o sección a donde se encuentre un grupo de receptores.

La practica de esta modalidad facilita el contacto afectivo entre el expositor y la audiencia, pues esta ultima sabe que se le esta tomando en cuenta al momento de que las miradas del orador van posándose en cada rincón del auditorio. Un ejemplo de esto lo proporciona la captación de imágenes de una cama de cine o televisión, cuando efectúa el camarógrafo tomas abiertas, cerradas, de primer plano; acercamiento y alejamientos de las personas, lugares y objetos de interés. También se le denomina comúnmente “paneo” a este procedimiento.

Si dentro del auditorio existieran cámara de televisión, cine, video, o las llamadas webcams (cámaras integradas a la red de Internet), estas serán tomadas en consideración por el expositor como “otras personas más que asisten al evento”, y por lo tanto la mirada se dirigirá de la misma forma que si fueran parte de la audiencia. Sin embargo, en la vida diaria, es muy probable que como expositores nos encontremos con miradas “pesadas” o difíciles de sostener al tiempo de disertar un tema. En tal caso se puede evitar la mirada directa a los ojos, dirigiéndose la vista al frente de los receptores; el efecto en la distancia es el mismo como so se les mirara directo a los ojos.

Resulta conveniente posar la mirada por algunos segundos sobre cada grupo de espectadores o al menos de la impresión de que así nos conducimos. Fijar la vista en un sola o en un mismo lugar por mas tiempo, puede proporcionar que el resto del publico se distraiga, y que el propio expositor pueda llegar a ponerse nervioso, perdiendo su capacidad de concentración y convencimiento.

2.2 La modulación
Cuando las personas hablan en un solo tono (monotonía) pueden provocar tedio entre el auditorio, no importando que mantengan un nivel medio o alto en el volumen de su voz; un tono bajo tiende adormecer al auditorio, mientras que mantener un nivel alto de volumen de voz puede provocar fastidio y hasta enojo entre los presentes.

Si deseamos mantener la atención del público y convencerlo, requerimos variar el volumen de la voz, acorde con el contenido del mensaje y sus pasajes emocionales. Arbitrariamente podrían ser cuatro niveles de modulación que se pueden empelar con éxito: bajo, medio, alto, muy alto, aunque también se los puede denominar como nivel uno, nivel dos, nivel tres, y nivel cuatro, respectivamente, partiendo del hecho de que los cuatro deberán de estar presentes en una exposición.

Es necesario señalar que modular no significa gritar, sino controlar el volumen de la voz a satisfacción nuestra, generando un impacto emocional entre el auditorio que nos escucha. Al igual que una sinfonía – como la 5ª del genio alemán Ludwig Von Beethoven - , en las intervenciones orales dispondremos de “movimientos” en los que repentinamente hablaremos con mayor o menor elevación de voz, procurando llegar mas profundo en la mente y el sentimiento de cada persona que nos escucha. El arte para este particular aspecto de la modulación, consiste en saber emplear oportunamente los niveles adecuados de voz para cada palabra, frase o párrafo de nuestro tema, especialmente cuando el discurso es de naturaleza escrita.

Si vamos a leer públicamente, resulta conveniente subrayar previamente con colores el texto que usaremos. El uso de color verde equivaldría al nivel uno de voz (bajo); el azul nos remitiría al nivel dos (medio); el verde, al nivel tres (alto); y el rojo, al nivel cuatro (muy alto).

Como referencia, el nivel uno de modulación deberá ser bajo, pero suficientemente audible por todo el publico presente, independientemente de que se empleen micrófonos y altoparlantes. El empleo de los niveles  dos y tres es relativamente común, pero no del cuarto (muy alto). No obstante es mejor dominar este ultimo nivel con el fin de conocer nuestros limites de elevación de voz y del poder que representa lograrlo; indudablemente que, empleado éste con arte, ocasionara un mayor impacto emocional entre la audiencia. Dentro de un recinto pequeño no es conveniente elevar nuestra voz hasta el nivel cuatro, pero queda la responsabilidad de usar alternativamente los niveles del primero al tercero si deseamos una mejor respuesta del público.

Como se dijo líneas atrás, alternando los cuatro niveles de voz se puede obtener mayor éxito entre los receptores, que usando uno o dos de ellos. Una pequeña prueba de acústica antes del evento, nos ayudara a escucharnos tanto con equipo de sonido como sin el. Con base en este diagnostico, tendremos ya una referencia auditiva real en torno al auditorio. En este mismo aspecto, cabe la probabilidad de que repentinamente falle el sistema de sonido electrónico, por lo que debemos estar preparados para usar la voz en los niveles de modulación dos y tres, y hasta cuatro, si fuera necesario.

Cabe subrayar que los cuatro niveles de modulación de la voz se pueden emplear dentro de un mismo párrafo, y hasta en una sola frase, combinándolos convenientemente; la práctica facilitara dicha mezcla. Recuérdese, además, que no debe llegarse a los gritos estentóreos y desafinados, sino a los límites de control de modulación (nivel cuatro), según nuestra capacidad pulmonar, nuestro tipo de voz, y el control que tengamos sobre las cuerdas vocales.

2.3 La mímica
Seguramente que muchos de los lectores de este trabajo habrán presenciado alguna vez una actuación de los llamados “mimos” que, con su talento corporal y sin hablar, logran introducirnos en su mundo de imágenes invisibles, haciendo que sus mensajes sean aceptados por su auditorio. De igual manera podemos recordar al gran actor ingles Charles Chaplin, quien demostró con maestría su gran capacidad para usar la mímica en diversas películas.

Desde nuestro nacimiento aprendemos a mover las manos y a gesticular, pues tenemos a nuestro alrededor una verdadera escuela subconsciente a donde tenemos a imitar los movimientos de otros. En la medida que observamos a nuestros padres, familiares, y otras personas, logramos captar ese lenguaje del cuerpo que acompaña a las palabras. Naturalmente que habría variaciones en las formas de expresión de cada uno, de tal manera que se les puede encontrar mayor o menor expresividad en las manos, brazos, cabeza, y el cuerpo entero.

En el plano de la expresión oral, muchos de esos movimientos aprendidos serán anexados a los propios, haciéndolos parte de nuestra rutina diaria. Renglón aparte merecen la actuación,  el arte dramático, y la declamación, pues de crecer en sus carreras relacionadas, por ejemplo, con el teatro, el cine y la televisión, fenómenos que hoy día tienen gran impacto9 social.

La mímica, entonces, para los fines de este apartado, equivale a establecer una buena comunicación complementaria a las palabras que expresemos, lo cual estará en relación directa con el contexto en el que nos desenvolvemos. Para profundizar en este rubro, es preciso delimitar las características de esta cualidad tan esencial para un buen expositor. El primer termino, y para diferenciarla de la actuación, la mímica deberá ser lo mas natural posible, es decir, manifestarse en forma espontanea. Para lograr el dominio de ella, es necesario observarnos a nosotros mismos y fijarnos en los movimientos de los demás a la hora de exponer cualquier charla formal o informal.

Notemos a los hombres y a las mujeres como mueven sus brazos, manos, pies, piernas; como gesticulan con el rostro y cambian de posición constantemente al momento de dirigirse oralmente ante otros. Seguramente que la mayoría de ellos no ha tomado clases de actuación en su vida, pero les “sale natural”. Habrá sin embargo individuos que afirmen que la mímica no es necesaria para complementar lo que decimos, pero la vida diaria parece manifestar lo contrario.

Al momento de dirigirnos a los demás, generalmente expresamos mayor movimiento corporal y gesticulación cuando nos encontramos conmovidos, por ejemplo bajo el influjo de la alegría o de la ira. En oratoria buscamos convencer a nuestro público, y la mímica  forma parte esencial en cualquier figura que representa liderazgo. Bajo esta óptica, se entiende como líder toda persona que tenga bajo su influencia a más de una persona.

La lista de lideres seria grande, masa para ilustrar este aspecto mencionare algunos perfiles; los padres de familia, los catedráticos, los empresarios, los emprendedores, los educadores, los periodistas, los sacerdotes y pastores religiosos, diputados y senadores, conductores de los medio de difusión, personajes del arte como pintores y escultores, cantantes, actores, entre otros.

El uso del espejo de cuerpo entero es un valioso auxiliar para establecer un diagnóstico de nuestra comunicación corporal. Si nos ponemos frente a el y hablamos sobre cualquier tema que nos interese, nos daremos cuenta que gesticulamos y que movemos el resto del cuerpo. Tomaremos consciencia de que movernos mas una mano que otra, o de que poseemos cierto tic nervioso que no lo habíamos detectado hasta ese momento en que nos analizamos. Una vez que precisamos nuestros errores y aciertos mímicos, entonces podemos mejorar lo que consideremos necesario.

El movimiento corporal, una vez que estamos sobre el foto o escenario, y cuando no existe barrera física alguna entre el orador y el publico (un podio es una barrera física y una limitante para movernos), el cuerpo debe mantenerse dentro de un formato que he denominado “asterisco del movimiento”, que consiste en partir desde el centro de un asterisco imaginario, y desde esta punto de referencia movernos unos pasos (con moderación) hacia adelante, hacia atrás, hacia los lados, y también realizar movimientos en forma diagonal (igual hacia el frente y hacia atrás), pero siempre bajo el principio de que nuestro punto de partida – al que debemos regresar continuamente- , es el centro del “asterisco”. Es un pésimo recurso solo moverse amplia y lateralmente. El hecho de estar tras un podio no nos debe impedir mover el resto del cuerpo y gesticular. A pesar de que no se ve gran parte de nuestra imagen física, el tórax, brazos, hombros, manos, y los gestos de la cara, deben manifestarse ante el público con toda espontaneidad posible, pero sin exagerar.

Como sabemos, la mímica es natural, pero podemos aprender a expresarnos corporalmente con más calidad al darnos cuenta conscientemente de nuestros alcances y limitaciones físicas. Además el espejo, podemos pedir la opinión de personas de confianza acerca de nuestro comportamiento mímico, y también usar la cámara de video para que tome nuestras imágenes.
Tanto la ausencia de mímica como el abuso de esta deben evitarse. Entre mas espontaneidad y naturalidad manifestemos, tendremos un impacto mayor en nuestro público, produciremos en el una imagen autentica, convincente. Es preferible usar la mímica con poca expresividad, que descartarla por completo.

2.4 La dicción
Pronunciar muy bien cada una de las palabras que expresemos, dejando los espacios convenientes entre cada una, respetando los signos de puntuación, así como lograr que todo lo que digamos sea comprendido por los que nos escuchan, es a lo que llamaremos una buena dicción.

Desde muy pequeños captamos las palabras que escuchamos, luego las repetimos. A nuestro lado los familiares mas allegados van corrigiendo los errores de pronunciación. Luego en la escuela se sigue el proceso de aprendizaje-corrección por parte de los profesores, método que será reforzado en la calle y en el seno familiar. Sin embargo muchas de esas palabras no las pronunciaremos bien a lo largo de los años, pues no hubo quien nos enseñara, salvo excepciones muy contadas, algunas técnicas para corregir este aspecto.

Es muy conocido el hecho de “barrer” con las palabras, es decir, pronunciarlas incompletas y en forma atropellada, de suerte que nos logramos hacernos entender, y tendrán que preguntarnos de nuevo. Este tipo de fallas es común en todo el mundo, y nos remite a los sistemas de enseñanza y aprendizaje que se establecen especialmente a partir del ambiente familiar.

Con base a lo anterior, y tomando como referencia a pueblos latinoamericanos como el cubano y el panameño - sólo por citar dos ejemplos-, encontraremos que en su forma de pronunciar nos dejan de que se “comen” fonemas y que hablan demasiado rápido, situación que impide comprender a fondo lo que están expresando. Pero este problema de dicción no se remite solo a países de habla hispana, ya que también en los pueblos de habla inglesa, y el resto del mundo, es posible encontrar este fenómeno que, por lo demás, sigue el mismo patrón de aprendizaje cultural, lo que significa que es adquirido socialmente, por lo que se repute por imitación y de manera subconsciente.

Por otra parte, si hablamos de cuestiones genéticas, es sabido universalmente que para algunos si dejan de usarse ciertas extremidades, como las alas de algunas aves, con el paso del tiempo dejaran de volar las siguientes generaciones, pues su modo de vivir ha cambiado, digamos, al convertirse en seres domésticos y sedentarios, en vez de seguir siendo nómadas como sus ancestros. Esto mismo puede ocurrir con la dicción cuando, a través de los años, dejan de articularse correctamente las palabras mediante el uso conjunto del cerebro, la memoria, dientes, lengua, paladar, músculos faciales, la respiración y las cuerdas vocales, aspectos muy interesantes relacionados con la fonética, tema que merece estudio aparte.

Si las personas aceptamos que lo aprendido es lo que tendemos a reproducir, es muy probable que podamos reaprender buenos hábitos que, para este caso, seria pronunciar con precisión cada palabra que profiramos, evitando en lo posible repetir los errores que ya veníamos cometiendo. Es así que tomando conciencia de nuestras fallas orales, podremos tener muy pronto mayor calidad en la dicción cotidiana. Practicar a diario es muy recomendable.

Dentro de las técnicas para mejorar la dicción ofrezco algunas que podrían ser de utilidad si se las practica con ahínco; son ejercicios que se pueden lograr en la tranquilidad del hogar, al aire libre, o en espacios cerrados apropiados.

La lectura en voz alta es muy recomendable para ejercitarnos, especialmente cuando respetamos los signos de puntuación. Cabe señalar que cada signo nos marca la velocidad y énfasis que debemos dar al texto que estamos leyendo. Por ejemplo, la coma representa una pequeña pausa; una o varias palabras entre comas, significa que debemos hacer una inflexión mas larga (pausa mayor) dentro del tema tratado; el punto y la coma hace alusión a un espacio temporal mas grande que las anteriores, pero pertenece al mismo tema.

Las comillas simbolizan que debemos darle un énfasis especial a un titulo o a una cita textual; las palabras entre guiones cortos deben acentuarse con mayor firmeza, dejando también una pausa tanto cuando aparece el primero, como cuando cierra la frase el segundo. Los puntos suspensivos reflejan un espacio especial en tiempo, como dejando al publico en estado alerta, próximo a recibir una sorpresa. El punto y seguido refleja que el tema seguirá tratándose con mas detalles, siguiendo a la idea principal. El punto y aparte se dirigen a un cambio de tema pero que tiene que ver con el titulo del texto; también puede ser un corte hacia otro enfoque del mismo párrafo anterior (Vivaldi, 1983).

Los paréntesis y corchetes encierran información extraordinaria del autor del tema, a fin de que el lector tenga a su alcance más datos que se desconocía en torno al texto. En los paréntesis restablecen pequeñas observaciones en hechos o instrucciones, mientras que al usar corchetes se hace referencia a datos históricos o extractos de citas textuales relacionadas con el tema en rigor.

Los guiones largos son los signos que nos permiten identificar a los personajes sucesivos que van interviniendo en los diálogos de las novelas y los cuentos, así como en los parlamentos para teatro, cine, radio, y televisión.

Para los signos de admiración y de interrogación, es necesario realizar la entonación respectiva; ambos se pueden combinar, dando el efecto de elevación de la voz, pero inflexionando en tono de pregunta.

La articulación exagerada de las palabras es una técnica que nos permite forzar la buena pronunciación de cada fonema. La coordinación de una boca bien abierta con la posterior movilización de la lengua que toca los dientes y el paladar, hablando pausadamente y con voz elevada, nos permite obtener una diáfana producción de sonidos inteligibles, acostumbrando de paso a nuestro cerebro y oídos a articular correctamente cualquier palabra.

Expresar el abecedario letra por letra favorece en mucho el dominio de cada sonido fonético. Cuando hacemos un recorrido de todas las letras, nos acostumbramos a escucharnos bajo una correcta pronunciación de cada uno de los signos, situación que nos hace más exigentes con nuestras exposiciones. Podremos enriquecer este ejercicio si nos proponemos aplicarle los cuatro niveles de modulación a cada fonema, y posteriormente combinamos dichos niveles en la pronunciación de cada letra.

Morder un lápiz horizontalmente entre ambas mandíbulas es una técnica para ayudar a la lengua y a los músculos faciales a esforzarse más en la obtención de una mejor dicción. Se puede leer o improvisar de esta manera, a tal grado que pueda entenderse lo que decimos, aun con la boca casi cerrada.

Pronunciar por silabas cada palabra, en especial las mas difíciles de pronunciar una vez que separemos por silabas, entonces decir las palabras completas, sin olvidarnos de que debemos investigar el significado de ellas.

Anteponer la letra E a las palabras que representan para nosotros cierta dificultad de pronunciación. Es una especie de muletilla valida que garantiza que articularemos bien cada fonema, y que separaremos correctamente una palabra de otra. Este es un recurso publicitario y que usan mucho los locutores, especialmente los de acento extranjero a quienes, además, se les dificulta la pronunciación de ciertas palabras. El sonido de la E es casi imperceptible, por lo cual este recurso es idóneo para ocultar fallas en la dicción en las personas que de dedican a la locución en los diferentes medios de difusión social, como la radio, la televisión, el cine, y dentro de la publicidad.

2.5 El ritmo o la velocidad de las palabras.
Esta cualidad consiste en saber controlar la velocidad de salida de los fonemas. He considerado que tres velocidades al hablar son suficientes para mantener el interés del público por escucharnos. Las tres se complementan y no impiden que la audiencia capte correctamente los mensajes que le emitimos. Estas velocidades son lentas, intermedia, y rápida.

Ritmo lento.- se refiere a cuando hablamos pausadamente, como inflexionando sobre cierta información que deseamos sea analizada y comprendida de manera especial por los receptores, pero procurando no provocar el tedio del público. Este recurso deberá ser empleado con moderación.

Ritmo intermedio.- permite al orador hablar en forma relajada, peor firme, ante su audiencia; permite darle sentido de charla a lo que se va expresando, provocando un clima de camaradería entre orador y auditorio. Esta velocidad es la más recomendada para usarse en gran parte de una exposición.

Ritmo rápido.- es un recurso para llamar la tención del publico cuanto este muestra mayor interés y concentración en lo que se le expone, aunque también es un recurso para provocar la recuperación de atención de personas distraídas al igual que el ritmo lento, la velocidad rápida deberá emplearse con prudencia, sobre todo porque al incrementar la velocidad por periodos prolongados, corremos el riesgo de que haya menor asimilación y comprensión de los mensajes que enviamos a la audiencia.

Las tres velocidades de exposición deberán mantenerse bajo el principio de que no se cometerán errores de fluidez empleando, por ejemplo, pausas innecesarias o “muletas”. Si se realizan las pausas cuando aparezcan signos de puntuación dentro del texto, o cuando creamos que hace falta una inflexión oportuna, entonces dichas pausas estarán plenamente justificadas. De ninguna manera el orador deberá titubear, pausar en exceso o tartamudear, pues esto le valdría la descalificación de la audiencia.

2.6 El autocontrol del expositor.
¿Quién no ha escuchado acerca del “pánico escénico”?. Es muy común que la presencia de una o varias personas nos hagan sentir mal cuando vamos de hablar sobre algún asunto, es decir, nos sentimos inseguros y nerviosos de decir cualquier cosa, porque tenemos la reacción de la audiencia ante cualquier probable error que manifestemos.

El nerviosismo no se puede erradicar, pero si lo podemos controlar. Es un hecho que aun algunos de los personajes históricos, como el estadounidense Abraham Lincoln, y el inglés Winston Churchill, mostraban señales de inseguridad al momento de dirigirse a sus seguidores. Del primero se dice que al comenzar a hablar tartamudeaba un poco, y que tardaba aproximadamente un minuto para lograr una estabilidad en su fluidez oral. De Churchill se supo que marcaba con sus uñas la parte inferior de los atriles (un atril es el lugar en el que se colocan libros o documentos que los oradores usan como respaldo de texto una vez que ya están situados en el podio, de frente y por encima del publico). Así, pese a la presencia de los receptores, debemos imponernos.

¿Qué razones nos impedirían hacer un buen papel como expositores? Se puede decir que son varias y validas, una de ellas seria el desconocimiento del tema (el que nada sabe todo teme) puesto que no puede dar lo que no posee; no puede mentir ni inventar lo que no conoce. Otra razón es que no este convencido de las ideas que va a expresar. Otro impedimento es que el o la expositora se dejen abrumar por las decenas de miradas que los “bombardean”, o un miedo psicológico en el que se sientes “menos” ante la presencia de personalidades con mayor nivel cultural y académico. La falta de práctica también seria una razón de peso para sentirse inhibido ante un público.

Sin embargo, las personas preparadas, convencidas de su propias ideas, y sabedoras de que el publico que lo escucha as su “alimento espiritual”, lograran obtener un mayor impacto entre la gente que les escucha. En este sentido, y tomando como referencia al ya citado Wright, C.W., el expositor deberá sentirse como superior –en el buen sentido de la palabra- a la gente que va a escucharlo, es decir, tomando a la audiencia como a sus “alumnos” o “estudiantes” que van a recibir una cátedra magistral, y que el orador es quien conoce el tema, mientras los receptores acuden humildemente a recibir conocimientos que no tenían antes de asistir al evento.

Con base a lo dicho hasta ahora en este apartado sobre autocontrol, es preciso retomar algunas de las características fundamentales para obtener seguridad como expositores de temas o ante la simple necesidad de enfrentarnos eventualmente a distintos tipos de audiencias.

Poseer una cultura general nos permitiría abordar en forma esencial una gran cantidad de temas. Este privilegio se obtiene a raíz de que nos interesa el mundo que nos rodea, cuando aun tenemos la voluntad y humildad para aprender. Dicho aprendizaje es infinito, pues aun cuando llegue la muerte a cada uno de nosotros, todos experimentaremos un nuevo conocimiento; habrá quienes creamos que existe otro mundo después de este, y otros que no crean sino en su existencia pasajera en la Tierra.

La cultura general puede entenderse como el capital de conocimientos teóricos y prácticos que posee cada persona. Dicho capital requiere de una actualización al día, de tal forma que domina un mínimo de información sobre diversas áreas. Las disciplinas como Geografía, Historia, Política, Deportes, Ciencias Naturales, Ciencias Exactas, Artes y Humanidades, Ciencias Administrativas y Contables, así como otras ramas del conocimiento que incluyen vivencias y viajes, son fuentes de cultura. Gran parte de esa cultura se da a través de la educación formal, por ejemplo una carrera universitaria, pero también es cierto que una disciplina autodidacta nos dará mucho más información complementaria.

Los libros, los diarios, las revistas especializadas, los congresos anuales de actualización, la red de Internet, y la educación no formal e informal, son algunas de las fuentes informativas que nos ayudaran a incrementar el acervo cultural que ya poseemos.

Además de manejar una vasta cultura general, podemos indagar sobre algún tema específico, especializándonos en el mismo. Con base en esto, es posible dominar en forma general y particular determinada área del conocimiento humano, situación que depende –de manera fundamental-, del empeño que pongamos al investigar.

En síntesis, la cultura general y los conocimientos especializados nos dan un importante poder para informar y convencer a diversas audiencias. Si al conocimiento añadimos la experiencia a través de exposiciones como charlas, clases, conferencias, capacitación de grupos, entonces ya contamos con dos fundamentos para tener un mayor autocontrol en nuestras intervenciones frente a distintas clases de público.

Decir lo que sabemos y pensamos, añadiéndole pasión por lo que hacemos, es un conjunto de valores que nos darán mayor seguridad al disertar.

2.7 La practica.
¿En que consiste la practica de la expresión oral? Resulta un verdadero reto enfrentar por vez primera a una o varias personas con las que tenemos una relación de expositor y oyente. Ya desde el kínder se puede observar que algunas tareas de los pequeños implican dirigir mensajes orales a su grupo y hasta exponer pequeños monólogos y diálogos en presentaciones publicas ante compañeros, profesores, padres de familia y autoridades.

Es un escenario común que muchos padres de familia acostumbran a sus pequeños hijos a desenvolverse como si fueran actores, cantantes, poetas, y otros, mediantes ejercicio en que los pasan al frente y luego los presentan como si fueran intérpretes: -“Y ahora con ustedes la cantante X, quien después de una exitosa gira por Europa, nos viene a contar esta canción”. Luego la niña aludida comienza a hablar con algún saludo, y después canta la mencionada melodía /con todas la fallas y limitantes). Esto es solo un ejemplo, pero nos permite comprender que si desde la tierna infancia nos acostumbramos a hablar en público, nos volveremos más seguros para presentarnos ante los demás.

Naturalmente que deberá existir evolución y seguimiento de nuestras acciones ante las audiencias, ya que en la medida que aprendemos a desenvolvernos con soltura en distintos ambientes, nos costara menos trabajo establecer una relación emisor – receptor. Los padres de familia, tutores, profesores, son importantes soportes pedagógicos y morales para que, desde la niñez, las personas adquieran práctica en la comunicación oral y en la actuación.

Si no se rompe la secuencia de actividades oratorias, es muy probable que en su mismo crecimiento, tanto las niñas como los niños vayan adquiriendo mayor experiencia, logrando con sus acciones una mayor presencia de liderazgo. No es aventurado decir que las personas que han recibido una formación en la que se incluya la oratoria, logren grandes metas en la etapa adulta, como en las profesiones relacionadas con puestos públicos y privados, espacios a donde la palabra oral es fundamental dentro del quehacer diario.

Puedo recomendarles varios ejercicios para lograr mayor éxito en la práctica de la expresión oral. He aquí algunos de los que considero más útiles.

La gimnasia cerebral es un recurso mediante el cual hacemos trabajar la mente desde que nos levantamos hasta antes de dormirnos. Cuando nos acostumbramos al cerebro a realizar infinidad de acciones de sinapsis. Lo mantenemos activo y muy creativo. La sinapsis se logra mediante la interconexión de dos o más neuronas. Cada neurona cerebral es capaz de transmitir datos a otras, que a su vez están en contacto con decenas y miles de ellas. La información que guarda cada célula es el equivalente un pequeño archivo de memoria, el cual puede tener capacidad para almacenar a corto, mediano o largo plazo, según la importancia que le demos, y el impacto emocional que nos haya provocado a lo largo de nuestra vida (aprendizaje significativo).

Por ejemplo, el olor a lápices y a pies no aseados en el aula de la primaria seguramente lo recordaremos el resto de nuestras vidas, y bastara con oler un lápiz o las barras de plastilina o aun baño sucio, para remontarnos años atrás, y hasta hacer memoria de algunos compañeros y profesores, como si abriéramos archivos de fotografías  y videos de algunas de las vivencias mas importantes que nos han ocurrido a lo largo de los años que han pasado.

La gimnasia cerebral es un método para acomodarnos en forma longitudinal hacia el pasado, hacia el presente y el futuro, proveyendo de información suficiente a nuestra mente. Cuando hablamos del pasado, recordaremos conocimiento de toda índole, personas, lugares, sonido, materias académicas, accidentes, incidentes, momentos alegres, de enojo, de ansiedad, recuerdos desagradables, entre otros.

Pensar sobre el presente gran parte del día, pero sin angustiarnos, nos permite revisar la información que poseemos, organizándola, acomodándola a nuestras prioridades: como resolver tal problema, cuales son los pendientes, que partes componen determinado objeto, que pagos por realizar son los más urgentes. Que ofrecer a los invitados…y la lista es interminable.

Si pensamos acerca del futuro y mediato, hacemos que el cerebro trabaje en el escenario mental correspondiente sobre cada actividad a realizar, programando las fases correspondientes, exponiendo metas y objetivos.

Acostumbrarnos cotidianamente al análisis y a la síntesis de la información que poseemos sobre diversas áreas del conocimiento, nos permitirá mantenernos alertas y disponibles para recibir, desde diversos medios, imágenes sonidos, números, palabras, y otros estímulos que se captan a través de los sentidos.

Se entiende por análisis de la información la capacidad que tenemos para acumular y organizar datos que recibimos del medio ambiente, más lo que podamos añadir con nuestra imaginación. Analizar significa también integras todos los datos disponibles en torno a un caso, un objeto, una persona, un suceso; es preguntarse el porque y para que, el como y el cuando; que y quienes intervienen en el aspecto analizado.

Valga la siguiente ilustración para comprender tanto el proceso analítico como el sintético. Una hormiga roja es nuestro objeto de estudio. En sentido estricto, y usando el método sintético, este insecto posee cabeza, mandíbulas, antenas, tórax, abdomen, patas, y manifiesta una comportamiento muy activo tanto bajo tierra como en la superficie a lo largo de un día soleado de primavera.

Al pasarnos al método analítico podremos añadir la información que disponga el investigador, pero de acuerdo a limitaciones de espacio y de tiempo. Esto quiere decir que si vamos a realizar una monografía sobre determinada especie de hormiga roja, habrá un cauda de información cuando veamos sus características fisiológicas, gregarias, de estatus (nivel que ocupa en la pirámide jerárquica entre sus compañeras), así como de innumerables detalles en torno a sus hábitos, y sin todavía comparar a la dichosa hormiga con otras especies de hormigas.

Luego entonces, es un excelente ejercicio de gimnasia cerebral establecer una observación permanente con todo lo que nos rodea, con los temas que se no antojen. La idea es mantener la mente ocupada, creando, modificando. Una vez que ya poseemos información de varios temas, ya habremos llenado decenas de archivos –repletos de datos-, para intercambiar entre distintos tópicos que nos interesan. En este sentido y como una muestra relacionarse con la robótica, o diferenciarla de los arácnidos, o establecer nexos con las abejas…y otros mas.

Leer en silencio textos sin figuras y luego imaginarnos los pasajes que se van describiendo en las novelas, cuantos, pasajes históricos, y otros, procurando ponerle colorido y viveza a lo que los autores exponen.

Leer un tema o uno o varios párrafos en silencio y luego exponerlos –sin apoyo del texto-. Tanto en forma sintética como analítica a un publico real (una o varias personas) o imaginarlo (hablar a solas).

Observar por un tiempo razonable algún dibujo, esquema, diagrama, pintura, proyecto arquitectónico, maqueta, u otro objeto que contenga muchos datos, y luego hacer dos tipos de actividad. La primera es tratar de recordar la mayor parte de los detalles a través de un dibujo, sin apoyo del objeto original. La segunda consiste en expresar oralmente –en ausencia del objeto del estudio-, los pormenores de este. Finalmente, compararemos los resultados orales y dibujados, para obtener el avance en nuestra memorización a corto plazo.

Estos ejercicios de gimnasia cerebral tendrán mayor efectividad si se logra tenerlo como un hábito permanente, logrando además una memoria mas lúcida a corto, medio y largo plazo. Según estudio científicos, la vejez no es sinónimo de perdida total de la memoria, sino que la falta de ejercitación de ella durante la niñez, adolescencia, juventud y etapa adulta, producen “lagunas mentales” de mayores dimensiones cuando se llega a la tercera edad.

Se sabe, según  Brian Key (1985), que nacemos hombres y mujeres con una dotación de unas 100, 000, 000, 000 de neuronas cerebrales, de las cuales perdemos a diario 20, 000 –aproximadamente-, lo cual indica que una persona de 80 a 90 años podría conservar una lucidez extraordinaria sino deja de ejercitar su cerebro, y se conserva en buena salud física. Existe mucha literatura acerca del cerebro y la memoria, pero recomiendo especialmente buscar bajo el tema “El cerebro humano” en la red de Internet.

2.8 La convicción en los oradores.
Un expositor de corazón es aquella persona que esta convencida de lo que dice y, por tanto, procurara hablar con apego a la verdad. Un orador que tiene convicción es alguien que se fundamente en los hechos, en la investigación, en su experiencia personal, en los testimonios. Ella o el poseen su verdad y sus valores personales, pero recurrirán también a distintas fuentes del conocimiento para argumentar y convencer a sus audiencias.

Las creencias íntimas de cada orador son razones importantísimas para su desarrollo como comunicador social. Sabe que su presencia de liderazgo no es gratuita, pues posee características que lo hacen distinguirse no con vanagloria, sino con un sentido de servicio hacia los demás.

Nuestras convicciones son los motores que permiten que avancemos por el mundo sembrando semillas de cambio entre los seres que nos rodean. Sin ellas ningún orador de calidad seria tal. Pero cabe señalar que las convicciones personales no deberán afectar el clima de respeto que debe privar entre el que habla y los escuchan.

Usar la convicción significa expresar razones y sentimientos propios a través de la palabra oral y escrita, pero también nos obliga  a ser imparciales en nuestra visión del mundo. Tener convicción no significa estar cerrador antes las convicciones de otros, aunque estamos obligados a juzgar con justicia tanto los aciertos como los errores de las acciones humanas, sin quedarnos en el solo plano de la critica, sino proponiendo –en lo posible-, soluciones viables. Aquí, nuestras creencias y valores juegan un rol fundamental que, en la primer y última instancia, deberán convertirse en programas y hechos que ayuden a construir un mundo futuro más aceptable, con mejor calidad de vida.

Cuando estamos convencidos de algo, es más fácil convencer a otros y para que exista dicho convencimiento es necesario apasionarnos con lo que hacemos, emocionarnos con la sola idea de que nuestras aportaciones pueden servir para que otro tengan mejores opciones para triunfar en sus propósitos.

Así entonces los expositores, especialmente los que se encuentran en posiciones estratégicas de liderazgo, poseen el don de la palabra y del conocimiento. En este sentido, y parafraseando a Alvin Toffler (2002), en su obra “El cambio del poder”, los conocimientos de todas las ramas del saber son poderosos instrumentos de cambio, para bien o para mal de la humanidad.

Los expositores tiene el deber moral de transmitir diversos conocimientos, con plena conciencia de que sus generosas intervenciones serán de enorme valor social si van acompañadas de la verdad y tienen como objeto el bien de sus semejantes. No es posible concebir a oradores mentirosos o sofistas (aquellos que mezclan verdades con mentiras) si deseamos un verdadero cambio de actitudes y de conductas. Lamentablemente existen bastantes ejemplos a nivel global de dirigentes que no emplean correctamente los dones que les han sido dados, corrompiendo con egoísta utilitarismo los valores universales –que conocen-, pero que no aplican suficientemente en sus diferentes gestiones.

Diversos autores contemporáneos, como Prochnow, Monroe y Ehninger, Carnegie, así como los clásicos antiguos como Demóstenes y Quintiliano, han pregonado que la veracidad en los datos, la honestidad, y la coherencia de vida y de los oradores, son tres de los mas grandes valores que los deben distinguir, y que la gente de buena voluntad sabe apreciar con sinceridad.

Con todo lo anterior tal parece que seria muy difícil encontrar expositores honestos, oradores virtuosos, y dirigentes bondadosos, pero si los hay, aun con sus humanos errores. El reto es preparar a nuevos líderes que dirijan un prometedor mañana para nuestros hijos y para las futuras generaciones. Dos formas de alcanzar esta meta es a través de la formación humanista –teórica y practica-, en las que se incluya la oratoria desde los primeros años de la primaria, y otra es que los estudiantes, cuando llegue el tiempo de presentar su servicio social, lo realicen en proyectos de verdadero apoyo a las comunidades que más lo necesiten.

2.9 La respiración.
La oxigenación del cerebro, el llenado de pulmones, y la pronunciación de las palabras, son aspectos íntimamente relacionados con la respiración del aire. La sinapsis de las neuronas cerebrales esta estrechamente vinculada a la oxigenación de la sangre, pues ellas necesitan de este proceso para trabajar mejor en la transmisión de “datos” y luego organizarlos en “paquetes” de estimulo que se traducirá en fonemas y palabras.

La falta de aire purificado, adormecerá a las personas y les será difícil concentrarse tanto al organizar ideas antes de hablar como al escuchar a un orador.

La respiración profunda permite relajarnos y organizar las ideas que tenemos en mente, pero además facilita la exposición oral de las frases cortas y largas. A su paso de la tráquea las cuerda vocales definirán el tono de los fonemas y palabras, ya sean graves o agudas.

Es probable que mucha gente conozca que los cantantes sabes aspirar profundamente el aire antes de emitir cualquier palabra cantada. A esta forma de aspiración se le llama diafragmática, pues se guarda el aire en lo profundo de los pulmones, junto al diafragma el cual divide las cavidades torácica y estomacal. Una vez que el aire a sido retenido el cantante puede dosificar la cantidad de aliento que necesita para entonar palabras y usar la modulación de su voz, “alcanzando”, por ejemplo, notas elevadas y sostenidas.

El uso apropiado de los signos de puntuación, como las comas, el punto seguido, y el punto y aparte, entre otros, permite que el expositor aspire y retenga el suficiente aire para pronunciar las siguientes palabras y darles la inflexión apropiada, especialmente cuando sus discursos es de tipo leído. Así mismo, en las exposiciones que lleven parte memorizadas o improvisadas, las pausas servirán para realizar la correcta aspiración y expiración del aire, proceso básico para logara la fluidez y ritmo de palabra.

Propongo algunos ejercicios efectivos para practicar una correcta respiración:
Aspirar profundamente por la nariz varias ocasiones, retenido cada vez unos cinco segundos, y luego soltar el aire por la boca. Esto ayuda a oxigenar el cerebro y a disminuir el nerviosismo.

Aspirar profundamente por la nariz, reteniendo el aire por cinco segundos, pero en vez de exhalarlo al vacio, pronunciar vocales, consonantes, frases cortas y largas, para descubrir la propia capacidad para exponer varios sonidos y palabras antes de volver aspirar el aire. El ejercicio será más provechoso si modulamos alternativamente en los cuatro niveles que ya conocemos.

Aspirar aire al momento de tocarnos, con los dedos de las manos las puntas de los pies, y luego exhalarlo por la boca cuando estemos en posición vertical, con los brazos extendidos y juntos sobre la cabeza. Este procedimiento ayuda a respirar con profundidad, y además relajar el cuerpo.

Tomar el tiempo en segundos de las aspiraciones y expiraciones lentas, ayudara a “medir” cuantas palabras podemos expresar antes de realizar la siguientes aspiración, y a su vez darnos cuenta si podemos expresar todo un renglón o línea de texto, respetando lo signos de puntuación.

2.10 La presentación.
Esta cualidad del orador hace referencia al vestuario y limpieza que han de manifestarse ante lo diferentes tipos de públicos. Cabe señalar que dichos aspectos tienen mucha relevancia antes las personas que escucharan alguna exposición, y que no se deberá dejar en segundo término.

El vestuario se elegirá con forme al lugar como al tipo de publico receptor, así que dependiendo de las características esperadas de las personas que escucharan el mensaje, el expositor procurar mantenerse al mismo nivel. Si la comunidad a la que se hablara son personas sencillas tanto en su cultura, como en su manera de vestir, entonces el orador vestirá de manera semejante. En cambio, si la audiencia pertenece a un ambiente cultural medio y alto, conviene usar traje y corbata o vestido propio para la ocasión, lo cual permitirá un clima de mutua aceptación entre audiencia y oradores.

Alfo que no deberá omitir lo expositores es presentarse aseados, y de preferencia bañarse antes de hablar en publico. Un aspecto desaliño o falta de pulcritud, podrá influir negativamente en la audiencia, el cabello limpio, el calzado lustrado, la ropa sin manchas, la correcta combinación de colores, sin olvidar la loción y el perfume, son indicadores de imagen positiva. Es muy recomendable solicitar consejo previo a quien sabe acerca de cómo vestir y combinar prendas y colores, incluyendo los accesorios correspondientes.

Pero, ¿Qué decir de las personas que no se han preparado de manera correcta para su intervención publica, pese a que vienen bien vestidas y pulcras? La respuesta es que el vestuario y la limpieza no son suficientes para convencer las audiencias. Se requiere que, además de la imagen física los expositores conozcan a fondo el tema que van a disertar, y sepan comunicarse con su público haciendo uso del resto de las cualidades que ya se han visto.

Por otra parte, y de manera excepcional, existen caso en que los oradores visten de una manera inadecuada y/o manifiesta desliño, pero que al momento de dirigirse a los receptores lo hacen con gran calidad. En tales situaciones es muy probables que la calidad de contenido del discurso pronunciado, supere la primera imagen de rechazo del público hacia el expositor en turno, en especial si ya existiera entre los asistentes un previo conocimiento positivo del personaje en cuestión.

En cuanto a la presencia física de los expositores, también es muy importante señalar que los rasgos del rostro, la estatura, el porte, la complexión, y hasta el color de piel, tienden a impactar mucha fuerza la percepción de los receptores. No es mi deseo que se interpreten mal esta observaciones, pero es un echo que en la vida cotidiana, y me atrevo a decir a nivel mundial, las personas suelen ser aceptadas o rechazadas como base cuestiones relacionadas con raza y belleza.

La voz es otra de las características fundamentales dentro de la presentación de los oradores. Existen voces graves, aguda, agradables, desagradables, y otras mas, que van a influir de manera impactante en los oídos de los receptores. No obstante, la voz es un don con el que ya nacemos, y si la tenemos bellas, habrá que sacarle provecho con un bue contenido en palabras. Si no es tan agradable, habrá que trabajar en cómo hacerla mas aceptable, por ejemplo vocalizando, cantando, controlando el sonido nasal, articulando con mayor esfuerzo cada fonema y palabras, pero de manera especial habrá que mejorar el contenido de los mensajes, preparando con calidad cada tema.

Cuentan de cierto militar europeo de alto rango y muy capaz, que poseía voz atiplada, aguda y desagradable, de tal manera que se escuchaban susurros de burla cada vez que daba órdenes a sus subordinados. Pero un día que estaba reunido con sus oficiales, tomo una pistola revólver, extrajo las balas excepto una, y luego repercutió el arma contra su sien, pero no hubo disparo. Después de esto, con su fea voz, invito a sus subalternos a que hicieran lo mismo que el, pero nadie se atrevió. A partir de entonces lo respetaron por su valor, y cesaron las burlas que otras fuesen continuas entre la tropa.

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